La expansión de la reconquista

Gastronomía de paisaje
Cocina de paisaje
Asturias

Descripción

Aquella gesta, nacida en Covadonga en el siglo VIII y que tiene su final el 2 de enero de 1492 con la entrega oficial del sultanato de Granada a los Reyes Católicos («largo periodo de lucha entre dos razas, dos religiones y dos modos de vida», en frases del marqués de Lozoya), supone para los asturianos una etapa de notable expansionismo migratorio por todo el territorio nacional, especialmente por aquellas zonas más próximas a Asturias, como Galicia, Cantabria, La Rioja, Castilla-León y Extremadura.

Dos son los motivos principales que condicionan esta emigración: a) la participación militar en la reconquista; b) la búsqueda, en otras tierras, de algún tipo de actividad laboral que favoreciese la menguada economía familiar de la asturianía, sobre todo la de la asentada en tierras poco productivas o de difícil laboreo.

He aquí, a título de ejemplo, algunas de las actividades más representativas:

  • Tejeros. Industria que cobra esplendor a partir del siglo XVII pero que, probablemente, ya tuviera cierta importancia en centurias anteriores. Gozaron de fama los tejeros (tamargos) de Llanes, quienes «marchaban en primavera, entre abril y mayo, en cuadrillas que se esparcían por Castilla la Vieja, León, Vizcaya y occidente de Asturias, principalmente, y no regresaban hasta San Miguel, en septiembre». Empleaban un lenguaje jergal conocido como xíriga.
  • Caldereros. Actividad de antiquísimos antecedentes en Asturias y desempeñada, de forma muy relevante, en el suroccidente y en Avilés. Los caldereros avilesinos, y más concretamente los de Miranda (xagós), que empleaban una jerga especial: el bron, fueron verdaderos expertos en la fabricación de potes, calderas y toda clase de vasijas de cobre de gran aplicación en usos culinarios y reposteros. Vendían sus productos en Galicia, León y en la práctica totalidad de Asturias.
  • Artesanía del barro. La cerámica y alfarería —actividad que se remonta a civilizaciones prehistóricas y que en Asturias adquiere ya notas de singularidad en las épocas castreña y romana— fue industria que colaboró mucho con la economía doméstica de las gentes suroccidentales asturianas (por ejemplo Llamas del Mouro, en Cangas del Narcea), que vendían sus productos en Galicia, León y Castilla, fundamentalmente.
  • Artesanía de la madera. Actividad que tiene su exponente más representativo en los cunqueiros de Ibias y de Degaña, fabricantes de escudillas, artesas, fuentes, etc. que vendían por Galicia, León, Castilla y Extremadura. Salían a vender al iniciarse la invernía y retornaban en la primavera. Su jerga dialectal era la tixileira.
  • Artesanía del hierro. La industria del hierro (ferrerías) con destino a la fabricación de calderos, navajas, cuchillos (éstos con mango de boj o de uz) se localiza básicamente en la comarca suroccidental de Asturias (Taramundi, Los Oscos, Grandas de Salime...) y tiene orígenes romanos. La venta de productos solía realizarse en la invernía por tierras de Galicia y de León.
  • Siega, El periodo estival suponía para muchos asturianos una dura época de trabajo en tierras leonesas, castellanas y extremeñas para dedicarse a la recolección de cereales (trigo, cebada, avena, centeno). Trabajo fatigoso, realizado muchas veces en condiciones casi infrahumanas, pero relativamente rentable.
  • Pastoreo. En ese caso se invierte el sentido del nomadismo migratorio: no es el asturiano quien sale de su tierra sino el castellanoleonés o el extremeño el que viene a Asturias, conduciendo sus rebaños de ovejas, en búsqueda de mejores pastos. Su presencia en la región influyó en algunas facetas culinarias y en la afectiva convivencia con las gentes:
«Ya se van los pastores
a Extremadura;
ya se queda la sierra
triste y oscura.
Lucerito que alumbras
a los pastores,
dale luz a la prenda
de mis amores».

Evidentemente, este humano «ir y venir» conlleva una continua transmisión de costumbres y de saberes que necesariamente dejan su impronta en la cocina. Las castellanas y extremeñas migas; las chafainas y calderetas de cordero, de origen también extremeño; los botillos, de cuna berciana y maragata; las en panadas (forma de llevar pan y carne en un solo plato); los quesos de Los Oscos (con sello de Galicia) y los de Xenestoso (con firma de manchegos) son algunos ejemplos de esa convivencia interprovincial.