Descripción
RECETARIO
C. Dos recetas de confituras árabes tomadas del libro Kitab-Al-Wisad, o Libro de la Almohada, de Ibn Wafid, más conocido como Abenguefit o Abennufit. La transcripción corresponde a Camilo Álvarez de Morales. Instituto de Estudios Toledanos. Toledo, 1980
1.—CONFITURA DE MEMBRILLO: se lava el membrillo, se purifica, se corta en cuatro trozos y se limpia por dentro y por fuera. Si se quiere hacer un solo corte limpio, se divide en dos mitades. Se toma azúcar cande pura, se tritura, se pasa por el cedazo y se le añade, por cada cinco ratles de azúcar, uno de agua de rosa. Si la mezcla forma un cuerpo duro se agregan tres uqiyas de miel y se pone sobre un fuego de carbón hasta que se disuelva. Entonces se echa el membrillo partido, procurando que no quede cubierto totalmente el azúcar disuelto. Vuelve a ponerse sobre el fuego de carbón hasta que el membrillo quede perfectamente cocido y, cuando esto ocurra, se saca con la espumadera, y se coloca sobre un cedazo limpio para que su jugo gotee en el cocimiento hasta que se espese y tome la consistencia de miel espesa. Se aparta entonces del fuego, se filtra y se deja hasta que se ponga tibio. Se vuelve entonces a echar en él el membrillo y se deja reposar hasta el atardecer del día siguiente. Se saca entonces y se coloca sobre un cedazo hasta que el agua del membrillo se temple. Este agua, sin el membrillo, se vuelve a cocer hasta que tome la consistencia de la miel y en este momento se aparta del fuego, se filtra y se deja entibiar. Se le añade entonces el membrillo troceado y se deja en reposo durante dos días. Se observa, y si ha espesado, no es preciso volverlo a cocer, sino que la confitura en su recipiente se pone en agua caliente hasta que fluidifique. Cuando entibie se le echa almizcle y, para terminar el proceso, se deja al sol durante una semana.
De la misma manera se fabrican las confituras de manzana y de pera. Si Dios quiere, ¡alabado sea!
2.—CONFITURA DE ZANAHORIA: se lava perfectamente la zanahoria, se pela con un cuchillo, se corta en trozos del tamaño del dedo pulgar, que se dividen en dos mitades, se le saca la raíz amarilla y se tira. Entonces se hace con los trozos de zanahoria lo mismo que hicimos con los de membrillo, pero habiéndolos limpiado previamente con sal, pues así la zanahoria queda más limpia y mejor, aunque sin la sal es más provechosa. Para esta confitura se sustituye la miel que haya hervido en ella, pon miel fresca, pues así queda más clarificada y más apetitosa, aunque utilizando la miel que hirvió en ella, es más activa, una vez hecha.
Si Dios quiere, ¡alabado sea!